Yoga se ubica en una posición óptima para ayudar a las personas que sufren de las secuelas de este virus. Estas prácticas complementan a la medicina tradicional por las características únicas del virus y la relación que el yoga tiene con el protagonismo de la respiración unida al movimiento.
Covid 19 presenta una gama amplia de manifestaciones que van desde no tener síntomas, molestias comunes de una gripe a problemas severos que pueden durar durante meses. La inflamación es un rasgo del virus que produce la respiración superficial o poco profunda, dado a que los niveles de oxígeno en los pulmones declinan y la flexibilidad de sus membranas pierden elasticidad, generando rigidez por las cicatrices del daño a los tejidos pulmonares.
Yoga ayuda a regular la inflamación en el cuerpo. Algunos estudios muestran como la inflamación disminuye con solo practicar una clase de yoga por semana. Sabemos que cuanto más inflamación tengan, los síntomas empeoran y si la inflamación baja, los síntomas también disminuyen.
Las prácticas de meditación y mindfulness ayudan con los típicos síntomas de estrés y ansiedad, ayudando al sistema nervioso a estar en estado de relajación la mayor cantidad de tiempo posible. El rol de la respiración es clave. Después de una enfermedad, el patrón respiratorio puede reducir el movimiento del diafragma y reclutar el uso de los músculos accesorios como los del cuello y los hombros que resulta en fatiga, ansiedad, falta de aire y uso excesivo de energía.
Entender cómo funcionan los pulmones, la caja torácica y el diafragma de la respiración nos ayuda a entender el tipo de pranayama que optimiza el funcionamiento respiratorio. Utilizando movimientos y posturas de yoga específicas aunadas a la respiración con la meta de generar apertura en las areas que se han contraído, es la clave para la movilización del prana, activar la circulación sanguínea y la respiración optima.
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